Desde que se inventó Bitcoin, el sector blockchain ha estado guiado por la transparencia: un libro mayor abierto e inmutable, accesible para todo el mundo; la confianza se basa en la verificación, no en la reputación institucional. Gracias a esta transparencia, los sistemas descentralizados pueden operar con integridad y responsabilidad.
No obstante, a medida que la tecnología blockchain se desarrolla y sus usos crecen, la transparencia ya no basta. Surge una nueva realidad: la privacidad es clave para la adopción masiva, y su demanda se acelera en los ámbitos culturales, institucionales y tecnológicos. En Pantera, apostamos por esta idea desde el principio, invirtiendo en Zcash en 2015, uno de los primeros proyectos que intentó introducir la privacidad en un libro mayor inmutable.
Estamos convencidos de que comienza una nueva etapa para la privacidad, que une los valores de las blockchains abiertas con las necesidades prácticas de las finanzas globales. Este contexto impulsa la aparición de protocolos de privacidad basados en la confidencialidad desde el diseño, como Zama (que lanzará su red principal próximamente). La tecnología de cifrado totalmente homomórfico (FHE) de Zama es la defensa definitiva que el mundo necesita para lograr la adopción masiva y afrontar la computación cuántica en los próximos años. Las aplicaciones blockchain representan solo una de las posibles aplicaciones de la criptografía FHE de Zama, que se puede aplicar en otros sectores como la IA (Zama Concrete), la computación en la nube y más.
En la misma línea, otro proyecto destacado es Starkware, creador de zk-STARKs y Validium, que plantea un enfoque híbrido para la privacidad y la escalabilidad en blockchain. Su criptografía también es resistente a la computación cuántica y se centra en los casos de uso blockchain, especialmente con el lanzamiento de su reciente S-Two prover.
La forma de pensar sobre los datos ha cambiado radicalmente. Tras años de vigilancia masiva, seguimiento algorítmico y brechas de datos, la privacidad se ha convertido en uno de los grandes temas culturales de la década. Ahora los usuarios saben que los metadatos —no solo mensajes o transacciones— pueden revelar información íntima sobre identidad, patrimonio, ubicación y relaciones. Combinar privacidad y control por parte del usuario sobre sus datos sensibles es el nuevo estándar, por el que apostamos en Pantera con inversiones en Zama, Starkware, Transcrypts y World.
Ahora que la sociedad reclama privacidad, las blockchains no pueden ignorar que el dinero digital necesita confidencialidad, no exposición permanente. En este contexto, la privacidad ha dejado de ser un capricho minoritario y forma parte de la tendencia hacia la soberanía digital.
Las instituciones siguen incorporándose al ecosistema blockchain. Bancos, plataformas de remesas, procesadores de pagos, grandes empresas y fintechs están realizando pilotos y preparándose para operar con activos tokenizados, liquidaciones internacionales y rieles de pago multijurisdiccionales.
Pero estas instituciones no pueden operar en libros mayores públicos y completamente transparentes. Los flujos de caja, las redes de proveedores, la exposición a divisas, los contratos y las transacciones de clientes no deben ser accesibles para los competidores ni para el público. Las empresas necesitan confidencialidad con transparencia opcional, no exposición absoluta.
Aquí es donde pioneros como Zcash sentaron las bases. Cuando Pantera Capital invirtió en Zcash en 2015, vimos claro desde el principio que la privacidad no era solo una cuestión ideológica: era una necesidad para la actividad económica real. Zcash entendió que la privacidad no puede añadirse después, y menos con zero-knowledge; debe estar integrada en el protocolo, o resulta demasiado compleja, frágil e ineficiente.
Lanzado en 2016 como bifurcación de Bitcoin, Zcash incorporó zk-SNARKs, que permiten a los usuarios ocultar los detalles de las transacciones preservando la capacidad de verificación total. Tornado Cash también representa una etapa relevante en la evolución de la privacidad on-chain. El protocolo tuvo una actividad notable de usuarios que buscaban romper los vínculos transaccionales en redes públicas.

Actividad de usuarios en Tornado Cash (Fuente: TRM Labs)
Sin embargo, su modelo de privacidad estricta sin mecanismos de divulgación selectiva propició importantes acciones legales por parte de las autoridades, lo que llevó al proyecto a una pausa, pese a ser código autónomo. Este desenlace revela una lección esencial: la privacidad no puede sacrificar la auditabilidad ni la posibilidad de cumplimiento normativo. Por eso son cruciales tecnologías como el cifrado totalmente homomórfico de Zama, que permite operar sobre datos cifrados y mantiene la opción de verificar y divulgar información de forma selectiva, algo que los mixers como Tornado Cash no contemplaban.
La relevancia del FHE se aprecia al analizar los esfuerzos y recursos invertidos por gigantes tecnológicos como Apple, Microsoft y otros en el desarrollo de frameworks FHE. Su apuesta marca una tendencia clara: el cifrado escalable, conforme y extremo a extremo es el futuro de la privacidad digital, tanto para particulares como para instituciones.
Las cifras avalan este cambio. Los criptoactivos orientados a la privacidad despiertan cada vez más interés entre usuarios e inversores, aunque el verdadero cambio no lo impulsa la especulación minorista, sino los casos de uso donde la privacidad y la transparencia deben convivir:
Al mismo tiempo, los usuarios minoristas están cada vez más incómodos con cadenas sometidas a vigilancia, donde los DAG de transacciones pueden reconstruirse fácilmente. La privacidad se convierte en la expectativa del consumidor sobre el dinero digital.
En suma, el mercado converge en una idea clara: las blockchains que no permiten confidencialidad quedarán limitadas estructuralmente en la adopción institucional.
Con el auge de la privacidad, surge una nueva generación de protocolos para cubrir las exigencias institucionales.
Blockchains como Canton reflejan el creciente interés empresarial por ejecutar transacciones privadas sobre capas compartidas de liquidación. Estos sistemas facilitan la interacción privada entre participantes, aprovechando estados globales sincronizados e infraestructuras comunes. Canton confirma que las empresas buscan los beneficios de la blockchain sin exponerse públicamente.
Sin embargo, el salto más disruptivo en cómputo privado puede venir de Zama, que se posiciona de forma distinta y, posiblemente, más escalable dentro de la pila tecnológica de privacidad.
Zama innova con una capa de confidencialidad basada en cifrado totalmente homomórfico (FHE), que permite operar sobre datos cifrados. Así, es posible mantener cifrados los contratos inteligentes completos (entradas, estado y resultados), pero verificar su funcionamiento en blockchains públicas. A diferencia de las L1 centradas en privacidad, Zama se integra en los ecosistemas existentes, especialmente el EVM, lo que facilita a desarrolladores e instituciones adoptar privacidad en sus entornos habituales.

Contratos inteligentes privados con FHE (Fuente: Zama)
La arquitectura de Zama marca la siguiente evolución: no solo ocultar transacciones, sino habilitar contratos inteligentes privados a gran escala. Esto abre la puerta a nuevas aplicaciones (DeFi privado, libros de órdenes cifrados, emisión confidencial de RWA, liquidaciones y compensaciones de nivel institucional, lógica empresarial multipartita segura), sin renunciar a la descentralización. Muchas de estas aplicaciones llegarán más pronto de lo esperado.
Los activos orientados a la privacidad ganan protagonismo. Las instituciones estudian capas de confidencialidad. Los desarrolladores reclaman cómputo privado sin la complejidad ni la latencia de los sistemas off-chain. Y los reguladores empiezan a definir marcos que distinguen entre herramientas legítimas de confidencialidad y ocultación ilícita.
La privacidad en blockchain ya no se debate entre transparencia y secreto. Ahora sabemos que ambas son imprescindibles para la nueva era de las finanzas descentralizadas. La convergencia de tendencias culturales, requisitos institucionales y avances criptográficos está redefiniendo el desarrollo de las blockchains para la próxima década.
Zcash fue pionera al demostrar la necesidad de privacidad desde el protocolo. Protocolos como Canton muestran el interés institucional por rieles confidenciales. Y Zama construye la infraestructura que puede reunir estas necesidades en una única capa de privacidad universal y escalable entre cadenas.
La inversión temprana de Pantera en Zcash nació de una convicción: la privacidad no es opcional. Casi diez años después, esa idea es más vigente que nunca. La próxima oleada de adopción —activos tokenizados, pagos transfronterizos, liquidaciones empresariales— depende de que la blockchain funcione de forma segura, fluida y privada.
Con la privacidad como tema central en este ciclo de mercado, los protocolos que logren confidencialidad práctica, escalable y conforme marcarán el futuro del sector. Zama destaca entre los líderes más prometedores y oportunos del gran ciclo de privacidad.





