Analizar en exceso las motivaciones del comportamiento de los demás, en esencia, es desmantelar nuestra propia subjetividad. La sensibilidad en sí misma es un don, pero si no se utiliza en el lugar correcto, solo se convierte en una prisión.
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Analizar en exceso las motivaciones del comportamiento de los demás, en esencia, es desmantelar nuestra propia subjetividad. La sensibilidad en sí misma es un don, pero si no se utiliza en el lugar correcto, solo se convierte en una prisión.