Las familias con buenas relaciones matrimoniales y felicidad familiar suelen tener un rasgo común simple: se permiten ser uno mismo, se respetan mutuamente, se confían el uno al otro y se dan espacio suficiente. El amor es permitir que la otra persona sea ella misma, no cambiarla. Lo más doloroso en el matrimonio es controlar a alguien bajo el pretexto de "es por tu bien". Muchas rupturas matrimoniales comienzan con "tienes que hacerlo a mi manera". Un amor saludable es "te amo porque eres tú", no "te amo porque puedes convertirte en lo que espero de ti". La confianza es la base del matrimonio; sin confianza no hay intimidad real. La confianza no es ingenuidad, sino una elección. Un espacio adecuado permite que el matrimonio respire y que el amor se mantenga fresco. Este espacio brinda la oportunidad de mantener la individualidad, desarrollar intereses personales y mantener un círculo social. Con este espacio, las parejas pueden compartir cosas nuevas y tener opiniones independientes para intercambiar, en lugar de estar atrapadas en la monotonía del día a día sin palabras. El respeto mutuo es el secreto para un matrimonio duradero; el respeto se manifiesta en todos los aspectos de la vida, respetando las elecciones del otro, respetando los sentimientos del otro, e incluso respetando las pequeñas imperfecciones del otro. Lo que más duele en el matrimonio a menudo no son las grandes tormentas, sino la falta de respeto acumulada con el tiempo. El respeto es el límite del amor; un amor sin respeto es solo control y posesión. El verdadero respeto significa que, incluso si no estoy de acuerdo con tu elección, defiendo tu derecho a elegir; incluso si tenemos diferencias, reconozco que tu punto de vista tiene validez; incluso si fracasas, no te arrojaré más piedras, sino que estaré contigo para enfrentarlo. El matrimonio no es 1+1=2, sino 0.5+0.5=1.
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Las familias con buenas relaciones matrimoniales y felicidad familiar suelen tener un rasgo común simple: se permiten ser uno mismo, se respetan mutuamente, se confían el uno al otro y se dan espacio suficiente. El amor es permitir que la otra persona sea ella misma, no cambiarla. Lo más doloroso en el matrimonio es controlar a alguien bajo el pretexto de "es por tu bien". Muchas rupturas matrimoniales comienzan con "tienes que hacerlo a mi manera". Un amor saludable es "te amo porque eres tú", no "te amo porque puedes convertirte en lo que espero de ti". La confianza es la base del matrimonio; sin confianza no hay intimidad real. La confianza no es ingenuidad, sino una elección. Un espacio adecuado permite que el matrimonio respire y que el amor se mantenga fresco. Este espacio brinda la oportunidad de mantener la individualidad, desarrollar intereses personales y mantener un círculo social. Con este espacio, las parejas pueden compartir cosas nuevas y tener opiniones independientes para intercambiar, en lugar de estar atrapadas en la monotonía del día a día sin palabras. El respeto mutuo es el secreto para un matrimonio duradero; el respeto se manifiesta en todos los aspectos de la vida, respetando las elecciones del otro, respetando los sentimientos del otro, e incluso respetando las pequeñas imperfecciones del otro. Lo que más duele en el matrimonio a menudo no son las grandes tormentas, sino la falta de respeto acumulada con el tiempo. El respeto es el límite del amor; un amor sin respeto es solo control y posesión. El verdadero respeto significa que, incluso si no estoy de acuerdo con tu elección, defiendo tu derecho a elegir; incluso si tenemos diferencias, reconozco que tu punto de vista tiene validez; incluso si fracasas, no te arrojaré más piedras, sino que estaré contigo para enfrentarlo. El matrimonio no es 1+1=2, sino 0.5+0.5=1.