Hace un tiempo, conocí a un paciente psiquiátrico que me hizo una pregunta que me hizo reflexionar durante mucho tiempo. Dijo que ahora, al hablar, los demás no lo entienden, ni siquiera su médico tratante. Luego me preguntó: ¿por qué crees que al principio de la fundación de China solo había 400 millones de personas, mientras que ahora hay 1.400 millones? Si realmente hay reencarnación, ¿de dónde vienen las personas adicionales? Estaba a punto de responder, pero él continuó hablando. Dijo: ¿tienes alguna vez esa sensación? A veces, cuando hablas con otros, no importa cuánto lo expliques, simplemente no comprenden. No son malas personas, pero realmente no saben que están equivocados y creen que todo lo que hacen es correcto. Luego, de repente, acercó su cara y, con un tono especialmente extraño, me preguntó: ¿alguna vez has pensado que el oxígeno en realidad es tóxico? Esta toxina solo te impide vivir hasta los cien años. Luego me preguntó: ¿crees que estoy loco? En ese momento, me quedé en shock, sumido en pensamientos. Su pregunta era tan extraña que me dejó aturdido. Pensé durante mucho tiempo y luego le pregunté: ¿qué tiene que ver esto con el aumento de la población? Él soltó un sonido de desdén y dijo en voz baja: ¿alguna vez has pensado que muchas de las personas que vemos ahora no son realmente personas?