La deuda es una cosa extraña. Parece ayudar a crecer, si se usa con inteligencia. Muchos países se endeudan. Ballena también.
Para septiembre de 2025, América seguirá siendo el principal deudor del planeta, con alrededor de 36 billones de dólares de deuda pública. Japón ocupa el segundo lugar con aproximadamente 9,1 billones. No es poco.
La situación en China es curiosa. La relación de la deuda pública al PIB ha crecido hasta el 88,3% en 2024. Un récord, para ser honesto. Pero si miramos solo al gobierno central, las cifras son mucho más modestas. No todo es tan sencillo.
La deuda pública es simplemente una forma de recaudar dinero a través de bonos. Los países destinan esos fondos a proyectos importantes. Tiene sentido.
En China, mucho dinero ocupado va a la infraestructura. Están construyendo carreteras. Crean empleos. La gente gasta más. La economía está en movimiento. La producción está creciendo. Parece un buen esquema.
Además, la deuda pública ayuda a financiar tecnologías. Sin esto, es difícil competir en el mundo moderno.
Pero tener demasiadas deudas es peligroso. Si los ingresos anuales no cubren ni siquiera los intereses, comienzan los problemas. La calificación crediticia cae. Se vuelve más difícil obtener préstamos.
EE. UU. ya está lidiando con las consecuencias. Han imprimido muchos dólares. La inflación ha aumentado. La confianza en la moneda estadounidense ha disminuido. Muchos países están buscando alternativas al dólar.
Con Japón también hay una historia interesante. Su situación de deuda es en parte resultado de la crisis económica y la intervención de consorcios estadounidenses. No es la historia más agradable.
China actúa con más cautela. Sí, la deuda crece en cifras absolutas. Pero la estructura parece estar bajo control. Este enfoque fortalece las posiciones de China en la arena internacional.
Al final, cada país tiene su propio enfoque. América es más agresiva. China es más cautelosa. ¿Quién tiene razón? Viviremos y lo veremos.
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Deudas de China, EE. UU. y Japón: ¿cómo están las cosas en 2025?
La deuda es una cosa extraña. Parece ayudar a crecer, si se usa con inteligencia. Muchos países se endeudan. Ballena también.
Para septiembre de 2025, América seguirá siendo el principal deudor del planeta, con alrededor de 36 billones de dólares de deuda pública. Japón ocupa el segundo lugar con aproximadamente 9,1 billones. No es poco.
La situación en China es curiosa. La relación de la deuda pública al PIB ha crecido hasta el 88,3% en 2024. Un récord, para ser honesto. Pero si miramos solo al gobierno central, las cifras son mucho más modestas. No todo es tan sencillo.
La deuda pública es simplemente una forma de recaudar dinero a través de bonos. Los países destinan esos fondos a proyectos importantes. Tiene sentido.
En China, mucho dinero ocupado va a la infraestructura. Están construyendo carreteras. Crean empleos. La gente gasta más. La economía está en movimiento. La producción está creciendo. Parece un buen esquema.
Además, la deuda pública ayuda a financiar tecnologías. Sin esto, es difícil competir en el mundo moderno.
Pero tener demasiadas deudas es peligroso. Si los ingresos anuales no cubren ni siquiera los intereses, comienzan los problemas. La calificación crediticia cae. Se vuelve más difícil obtener préstamos.
EE. UU. ya está lidiando con las consecuencias. Han imprimido muchos dólares. La inflación ha aumentado. La confianza en la moneda estadounidense ha disminuido. Muchos países están buscando alternativas al dólar.
Con Japón también hay una historia interesante. Su situación de deuda es en parte resultado de la crisis económica y la intervención de consorcios estadounidenses. No es la historia más agradable.
China actúa con más cautela. Sí, la deuda crece en cifras absolutas. Pero la estructura parece estar bajo control. Este enfoque fortalece las posiciones de China en la arena internacional.
Al final, cada país tiene su propio enfoque. América es más agresiva. China es más cautelosa. ¿Quién tiene razón? Viviremos y lo veremos.