Aquí hay algo en lo que vale la pena pensar: Ningún régimen autoritario realmente da la bienvenida a Bitcoin una vez que comprenden lo que representa. Estos gobiernos entienden perfectamente la fuerza liberadora que Bitcoin pone directamente en manos de los ciudadanos. ¿Soberanía financiera? Eso es una amenaza para el control. Cuando las personas pueden mover valor libremente, almacenar riqueza más allá del alcance del estado y transaccionar sin permiso, la dinámica de poder cambia. Y esa es precisamente la razón por la que ciertos regímenes lo resisten tan ferozmente. La tecnología no solo permite transacciones, sino que redistribuye el poder mismo.