La situación presupuestaria de Australia ha empeorado en los últimos doce meses. El gasto público—a nivel federal, estatal y territorial—aumentó más rápido de lo que nadie había previsto, incluso cuando los ingresos fiscales fueron mayores de lo esperado.

La Oficina Parlamentaria de Presupuesto acaba de publicar las cifras. La brecha se ha ampliado. Los gastos se han disparado. Los ingresos no han podido seguir el ritmo, a pesar de superar las previsiones.

¿Qué significa esto? La presión fiscal está aumentando. Cuando los gobiernos gastan por encima de sus posibilidades, esto repercute en la economía—afectando los tipos de interés, la fortaleza de la moneda y, en última instancia, el apetito por activos de riesgo. Para quienes siguen las tendencias macroeconómicas, este es el tipo de dato que cambia el panorama.