Suecia acaba de publicar sus cifras de inflación de noviembre, y han resultado más bajas de lo esperado. El CPIF (Índice de Precios al Consumo con Tipo de Interés Fijo) se situó en el 2,3% interanual. Es una bajada considerable respecto al 3,1% de octubre, e incluso mejora la previsión del 2,5% que anticipaban los analistas.

¿Qué significa esto? La relajación de las presiones sobre los precios podría dar más margen de maniobra al banco central sueco. Una inflación más baja suele traducirse en una política monetaria menos agresiva, algo que los activos de riesgo, incluido el cripto, suelen valorar positivamente. No pierdas de vista cómo las tendencias macroeconómicas nórdicas repercuten en los mercados globales.