¡La guerra económica entre China y Estados Unidos se intensifica! Trece departamentos chinos se unen para erradicar y prohibir que EE. UU. salde deudas con criptomonedas
Recientemente, China ha hecho algo realmente impactante: el Banco Central, liderando la iniciativa junto con el Ministerio de Seguridad Pública, la Oficina del Ciberespacio y hasta un total de 13 departamentos, ha llevado a cabo una “operación conjunta” sin precedentes.
¿Quién es el objetivo de esta operación? En apariencia, son las criptomonedas, esos populares Bitcoin, Ethereum y, en especial, las stablecoins que se autodenominan “dólar digital”. Pero si elevamos un poco la perspectiva y miramos más allá de la superficie, en realidad se trata de un golpe contundente de China en el contexto de la escalada de la guerra económica entre China y Estados Unidos, para evitar que EE. UU. utilice activos virtuales para “no pagar” y trasladar su crisis de deuda.
Primero, hablemos de esta “alianza de 13 departamentos”. Todos los que han trabajado dentro del sistema o han tratado con el gobierno saben que normalmente, para cualquier asunto, que dos o tres departamentos firmen un comunicado conjunto ya es mucho. Si son diez, es algo “de peso”, pero si son trece, es “voluntad de Estado”, una señal de que van en serio y que quieren erradicar el problema de raíz.
¿Por qué actuar en este momento? Porque al otro lado del Pacífico, la tendencia ha cambiado, y de forma bastante astuta.
Si habéis visto las noticias, os habréis dado cuenta de que los países occidentales, especialmente EE. UU., han dado un giro de 180 grados en su actitud hacia las criptomonedas. Antes decían que eran herramientas de blanqueo de capitales, pero ahora están lanzando ETFs, debatiendo la inclusión de Bitcoin en las reservas nacionales, e incluso esos tiburones de Wall Street se lanzan al mercado como si hubieran olido sangre. ¿Es que de repente se han enamorado de la tecnología blockchain?
Por supuesto que no. Cuando los estadounidenses juegan con las finanzas, sólo tienen un objetivo: saquear al mundo para prolongar la vida de su deuda.
Ahora estamos en octubre de 2025, la deuda estadounidense ha alcanzado cifras astronómicas. El juego tradicional de imprimir billetes, aunque eficaz, tiene efectos secundarios graves: la inflación está fuera de control y el mundo entero avanza hacia la desdolarización. Es entonces cuando EE. UU. descubre un “nuevo continente”: las criptomonedas. Son perfectas: un enorme depósito capaz de absorber el exceso de liquidez de dólares; además, son una máquina de exprimir, su valor sube y baja según Wall Street, atraen a inversores globales y luego, en la cima, los grandes venden, cambiando el dinero real del mundo entero por un puñado de códigos digitales.
Aún más insidiosas son las “stablecoins”, como USDT. Estas se suponen vinculadas 1:1 al dólar, pero en la práctica son “clones en la sombra” del dólar. Si China permitiera que esto se extendiese en el país, significaría que la defensa de nuestra moneda quedaría vulnerada. Bastaría con que Estados Unidos emitiese más stablecoins para, eludiendo nuestro control de divisas, entrar a lo grande en el mercado chino, comprar productos, diluir nuestra riqueza e incluso trasladar su crisis de deuda a nuestro país a través de este canal.
En resumen, EE. UU. quiere pagar sus deudas reales emitiendo “monedas de aire”, haciendo que el dinero duramente ganado por los ciudadanos chinos acabe convertido en un puñado de ceros en un servidor extranjero.
Por eso, la reunión de los 13 departamentos no es sólo para atrapar a algunos jugadores especuladores, sino una batalla de autodefensa crucial para la soberanía financiera nacional.
Un detalle especialmente revelador es que han puesto a las “stablecoins” como objetivo número uno. Antes, el foco eran la minería de Bitcoin y los exchanges; ahora, el arma apunta directamente al puente entre el dinero fiduciario y las criptomonedas. ¿Por qué? Porque la stablecoin es el caballo de Troya: disfrazada de “estabilidad”, sirve para blanqueo, captación ilegal de fondos y transferencias transfronterizas ilícitas.
Pongámonos en el lugar de los reguladores: si cada día salen cientos o miles de millones a través de estos “túneles subterráneos” no regulados, o entran fondos de origen desconocido por este canal, ¿no os preocuparía? Eso no es innovación financiera, es hacer agujeros en el dique de la seguridad financiera nacional.
Sobre todo ahora, cuando el pulso China-EE. UU. ha llegado a aguas profundas. EE. UU. nos bloquea en tecnología, nos pone barreras comerciales y ahora pretende colarse en el sector financiero. La contundente respuesta de los 13 departamentos es clara: ¡por aquí no! ¿Quieres saquear a China con criptomonedas? ¡Olvídalo!
Si observamos otras noticias recientes, el panorama es aún más claro.
Mientras arde la guerra financiera, llegan buenas noticias desde el frente tecnológico: nuestra litografía de 28nm ya no es sólo un PowerPoint, sino una realidad en las líneas de producción. Incluso en chips de memoria, Yangtze Memory ha igualado la tasa de éxito de los grandes internacionales. ¿Qué significa esto? Que el sueño americano de doblegarnos con un bloqueo tecnológico se ha desvanecido.
Es como una pelea: EE. UU. intenta asfixiarnos (chips), pero nos protegemos con una armadura; luego intenta robarnos la cartera (finanzas), y nosotros cosemos el bolsillo y de paso le damos un puñetazo.
Y todo esto lo hacemos con mucha estrategia, siguiendo el modelo de “doble vía”.
Muchos se preguntarán: si las criptomonedas son tan peligrosas, ¿por qué Hong Kong sigue promoviendo Web3.0 y la regulación sandbox para stablecoins? ¿No es contradictorio?
¡Ahí está la genialidad! Esto es “bloqueo interno, aprovechamiento externo”.
En el interior, debemos mantener un entorno financiero absolutamente limpio, sin permitir que el dinero de las pensiones o el capital circulante de las empresas caiga en ese pozo sin fondo. Hay que proteger el estatus soberano del renminbi. Por eso, para cualquier intento de operar con criptomonedas en la China continental, los 13 departamentos han sido tajantes: tolerancia cero, acción a toda la cadena, sin piedad.
Pero en Hong Kong, como centro financiero internacional, es nuestra ventana al exterior. Allí creamos una “zona de aislamiento de riesgos” y un campo de pruebas. Dejamos que Hong Kong compita en las finanzas digitales globales, dispute la formación de precios, experimente cómo usar blockchain para la economía real y cómo consolidar el renminbi digital. Así se contiene el riesgo y no se pierde el tren del desarrollo tecnológico mundial. Eso es sabiduría de gran nación: visión estratégica y líneas rojas claras.
Ahora, permitidme hablar sinceramente a la gente común.
Este gran movimiento nacional es, de verdad, para proteger el dinero de todos. Sé que muchos ven el Bitcoin subiendo a decenas de miles de dólares, ven a otros hacerse ricos de la noche a la mañana y sienten la tentación. Pero, amigos, en este 2025 el mercado de criptomonedas ya no es el salvaje oeste de antes, ahora es el matadero de Wall Street.
¿Por qué EE. UU. relaja ahora la regulación? Porque necesita urgentemente alguien que le tome el relevo. Su deuda es un pozo sin fondo y necesita la liquidez global para taparlo. Si ahora entras pensando que compras en el mínimo, en realidad estás ayudando a tapar el agujero de la deuda estadounidense y serás el último en cargar con el muerto.
El Estado lo ha visto venir desde hace tiempo, por eso esta acción coordinada de 13 departamentos es tan rotunda. No es que te corten el camino a la riqueza, es que te están salvando la vida. Piensa: si EE. UU. pudiera saldar deudas sólo emitiendo criptomonedas, ¿qué sentido tendría el esfuerzo industrial de un país? ¿No se vendría abajo el orden económico mundial?
China jamás permitirá que esto suceda. ¿Cuál es nuestro camino? El del desarrollo industrial.
Fijaos: mientras los americanos especulan con criptomonedas y hacen magia financiera, ¿qué hacemos nosotros? Limitamos la exportación de grafito, controlamos el sector de las energías limpias, avanzamos en litografía y rompemos el yugo de los semiconductores; impulsamos el yuan digital y construimos un sistema de pagos verdaderamente seguro, controlable y al servicio del pueblo.
Todos estos movimientos tienen una lógica clara: tú juegas con lo virtual, yo apuesto por lo real. Tú pretendes ahogarme en burbujas, yo levanto muros; tú intentas asfixiarme, yo me vuelvo autosuficiente.
Esta guerra económica entre China y Estados Unidos ha llegado a un punto sin retorno. EE. UU. quiere usar las criptomonedas como arma para lanzar una guerra de saqueo invisible. Y la operación conjunta de los 13 departamentos chinos es una brillante defensa y contraataque.
Lo que prohibimos no es sólo una clase de activo, sino un modelo de saqueo manipulado por EE. UU. que podría drenar la sangre de la economía china.
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¡La guerra económica entre China y Estados Unidos se intensifica! Trece departamentos chinos se unen para erradicar y prohibir que EE. UU. salde deudas con criptomonedas
Recientemente, China ha hecho algo realmente impactante: el Banco Central, liderando la iniciativa junto con el Ministerio de Seguridad Pública, la Oficina del Ciberespacio y hasta un total de 13 departamentos, ha llevado a cabo una “operación conjunta” sin precedentes.
¿Quién es el objetivo de esta operación? En apariencia, son las criptomonedas, esos populares Bitcoin, Ethereum y, en especial, las stablecoins que se autodenominan “dólar digital”. Pero si elevamos un poco la perspectiva y miramos más allá de la superficie, en realidad se trata de un golpe contundente de China en el contexto de la escalada de la guerra económica entre China y Estados Unidos, para evitar que EE. UU. utilice activos virtuales para “no pagar” y trasladar su crisis de deuda.
Primero, hablemos de esta “alianza de 13 departamentos”. Todos los que han trabajado dentro del sistema o han tratado con el gobierno saben que normalmente, para cualquier asunto, que dos o tres departamentos firmen un comunicado conjunto ya es mucho. Si son diez, es algo “de peso”, pero si son trece, es “voluntad de Estado”, una señal de que van en serio y que quieren erradicar el problema de raíz.
¿Por qué actuar en este momento? Porque al otro lado del Pacífico, la tendencia ha cambiado, y de forma bastante astuta.
Si habéis visto las noticias, os habréis dado cuenta de que los países occidentales, especialmente EE. UU., han dado un giro de 180 grados en su actitud hacia las criptomonedas. Antes decían que eran herramientas de blanqueo de capitales, pero ahora están lanzando ETFs, debatiendo la inclusión de Bitcoin en las reservas nacionales, e incluso esos tiburones de Wall Street se lanzan al mercado como si hubieran olido sangre. ¿Es que de repente se han enamorado de la tecnología blockchain?
Por supuesto que no. Cuando los estadounidenses juegan con las finanzas, sólo tienen un objetivo: saquear al mundo para prolongar la vida de su deuda.
Ahora estamos en octubre de 2025, la deuda estadounidense ha alcanzado cifras astronómicas. El juego tradicional de imprimir billetes, aunque eficaz, tiene efectos secundarios graves: la inflación está fuera de control y el mundo entero avanza hacia la desdolarización. Es entonces cuando EE. UU. descubre un “nuevo continente”: las criptomonedas. Son perfectas: un enorme depósito capaz de absorber el exceso de liquidez de dólares; además, son una máquina de exprimir, su valor sube y baja según Wall Street, atraen a inversores globales y luego, en la cima, los grandes venden, cambiando el dinero real del mundo entero por un puñado de códigos digitales.
Aún más insidiosas son las “stablecoins”, como USDT. Estas se suponen vinculadas 1:1 al dólar, pero en la práctica son “clones en la sombra” del dólar. Si China permitiera que esto se extendiese en el país, significaría que la defensa de nuestra moneda quedaría vulnerada. Bastaría con que Estados Unidos emitiese más stablecoins para, eludiendo nuestro control de divisas, entrar a lo grande en el mercado chino, comprar productos, diluir nuestra riqueza e incluso trasladar su crisis de deuda a nuestro país a través de este canal.
En resumen, EE. UU. quiere pagar sus deudas reales emitiendo “monedas de aire”, haciendo que el dinero duramente ganado por los ciudadanos chinos acabe convertido en un puñado de ceros en un servidor extranjero.
Por eso, la reunión de los 13 departamentos no es sólo para atrapar a algunos jugadores especuladores, sino una batalla de autodefensa crucial para la soberanía financiera nacional.
Un detalle especialmente revelador es que han puesto a las “stablecoins” como objetivo número uno. Antes, el foco eran la minería de Bitcoin y los exchanges; ahora, el arma apunta directamente al puente entre el dinero fiduciario y las criptomonedas. ¿Por qué? Porque la stablecoin es el caballo de Troya: disfrazada de “estabilidad”, sirve para blanqueo, captación ilegal de fondos y transferencias transfronterizas ilícitas.
Pongámonos en el lugar de los reguladores: si cada día salen cientos o miles de millones a través de estos “túneles subterráneos” no regulados, o entran fondos de origen desconocido por este canal, ¿no os preocuparía? Eso no es innovación financiera, es hacer agujeros en el dique de la seguridad financiera nacional.
Sobre todo ahora, cuando el pulso China-EE. UU. ha llegado a aguas profundas. EE. UU. nos bloquea en tecnología, nos pone barreras comerciales y ahora pretende colarse en el sector financiero. La contundente respuesta de los 13 departamentos es clara: ¡por aquí no! ¿Quieres saquear a China con criptomonedas? ¡Olvídalo!
Si observamos otras noticias recientes, el panorama es aún más claro.
Mientras arde la guerra financiera, llegan buenas noticias desde el frente tecnológico: nuestra litografía de 28nm ya no es sólo un PowerPoint, sino una realidad en las líneas de producción. Incluso en chips de memoria, Yangtze Memory ha igualado la tasa de éxito de los grandes internacionales. ¿Qué significa esto? Que el sueño americano de doblegarnos con un bloqueo tecnológico se ha desvanecido.
Es como una pelea: EE. UU. intenta asfixiarnos (chips), pero nos protegemos con una armadura; luego intenta robarnos la cartera (finanzas), y nosotros cosemos el bolsillo y de paso le damos un puñetazo.
Y todo esto lo hacemos con mucha estrategia, siguiendo el modelo de “doble vía”.
Muchos se preguntarán: si las criptomonedas son tan peligrosas, ¿por qué Hong Kong sigue promoviendo Web3.0 y la regulación sandbox para stablecoins? ¿No es contradictorio?
¡Ahí está la genialidad! Esto es “bloqueo interno, aprovechamiento externo”.
En el interior, debemos mantener un entorno financiero absolutamente limpio, sin permitir que el dinero de las pensiones o el capital circulante de las empresas caiga en ese pozo sin fondo. Hay que proteger el estatus soberano del renminbi. Por eso, para cualquier intento de operar con criptomonedas en la China continental, los 13 departamentos han sido tajantes: tolerancia cero, acción a toda la cadena, sin piedad.
Pero en Hong Kong, como centro financiero internacional, es nuestra ventana al exterior. Allí creamos una “zona de aislamiento de riesgos” y un campo de pruebas. Dejamos que Hong Kong compita en las finanzas digitales globales, dispute la formación de precios, experimente cómo usar blockchain para la economía real y cómo consolidar el renminbi digital. Así se contiene el riesgo y no se pierde el tren del desarrollo tecnológico mundial. Eso es sabiduría de gran nación: visión estratégica y líneas rojas claras.
Ahora, permitidme hablar sinceramente a la gente común.
Este gran movimiento nacional es, de verdad, para proteger el dinero de todos. Sé que muchos ven el Bitcoin subiendo a decenas de miles de dólares, ven a otros hacerse ricos de la noche a la mañana y sienten la tentación. Pero, amigos, en este 2025 el mercado de criptomonedas ya no es el salvaje oeste de antes, ahora es el matadero de Wall Street.
¿Por qué EE. UU. relaja ahora la regulación? Porque necesita urgentemente alguien que le tome el relevo. Su deuda es un pozo sin fondo y necesita la liquidez global para taparlo. Si ahora entras pensando que compras en el mínimo, en realidad estás ayudando a tapar el agujero de la deuda estadounidense y serás el último en cargar con el muerto.
El Estado lo ha visto venir desde hace tiempo, por eso esta acción coordinada de 13 departamentos es tan rotunda. No es que te corten el camino a la riqueza, es que te están salvando la vida. Piensa: si EE. UU. pudiera saldar deudas sólo emitiendo criptomonedas, ¿qué sentido tendría el esfuerzo industrial de un país? ¿No se vendría abajo el orden económico mundial?
China jamás permitirá que esto suceda. ¿Cuál es nuestro camino? El del desarrollo industrial.
Fijaos: mientras los americanos especulan con criptomonedas y hacen magia financiera, ¿qué hacemos nosotros? Limitamos la exportación de grafito, controlamos el sector de las energías limpias, avanzamos en litografía y rompemos el yugo de los semiconductores; impulsamos el yuan digital y construimos un sistema de pagos verdaderamente seguro, controlable y al servicio del pueblo.
Todos estos movimientos tienen una lógica clara: tú juegas con lo virtual, yo apuesto por lo real. Tú pretendes ahogarme en burbujas, yo levanto muros; tú intentas asfixiarme, yo me vuelvo autosuficiente.
Esta guerra económica entre China y Estados Unidos ha llegado a un punto sin retorno. EE. UU. quiere usar las criptomonedas como arma para lanzar una guerra de saqueo invisible. Y la operación conjunta de los 13 departamentos chinos es una brillante defensa y contraataque.
Lo que prohibimos no es sólo una clase de activo, sino un modelo de saqueo manipulado por EE. UU. que podría drenar la sangre de la economía china.