La escena blockchain en Europa se está topando con un muro, y el culpable no es la falta de talento ni de capital: es el laberinto regulatorio.

El enfoque de la UE hacia la supervisión cripto se ha vuelto asfixiante. Capa tras capa de requisitos de cumplimiento están aplastando a las startups antes incluso de que puedan lanzarse. Lo que se suponía que debía proteger a los consumidores, ahora está matando activamente la innovación.

Mientras tanto, las jurisdicciones con marcos más claros se están llevando la mejor parte. Proyectos que podrían haberse construido en Berlín o Ámsterdam ahora se lanzan en Dubái o Singapur.

¿La ironía? Europa inventó parte de la tecnología fundamental que usamos hoy en día. Ahora está exportando a sus mejores mentes porque la carga de cumplimiento hace que construir aquí sea imposible.

Algo tiene que cambiar. O el enfoque regulatorio se renueva por completo, o Europa verá cómo la próxima ola de innovación Web3 ocurre en otro lugar.