Deja de fijarte en los saltos de las velas en el gráfico, da unos pasos atrás y observa la evolución del Bitcoin en estos más de diez años: descubrirás una pauta un poco inquietante: cada cuatro años, este activo explota puntualmente.

Aquí tienes la cronología:
2012, máximo histórico.
2017, nuevo máximo histórico.
2021, otra vez máximo histórico.
¿2025? La cuenta atrás ya ha empezado.

Lo más sorprendente es la regularidad del intervalo: entre cada pico hay exactamente entre 1420 y 1450 días, con un margen de error ridículamente bajo. ¿Y después de subir? El desplome también es puntual: la caída tras 2012 fue del 79%, tras 2017 del 81% y tras 2021 una corrección del 75%. Subidas frenéticas, caídas brutales, el ciclo se repite con el mismo guion.

Ahora en el mercado todos gritan “esta vez es diferente”, “el ciclo ha dejado de funcionar”, pero los datos no dicen lo mismo. Si encajas esto con los ciclos de halving, se ve aún más claro: tras el halving de 2024, según la experiencia previa, la verdadera fase alcista suele abrirse entre 12 y 18 meses después, es decir, la línea temporal apunta directamente a 2025.

¿Esta reciente corrección y lateralización? En el marco del ciclo completo, no es más que un descanso en el medio tiempo. Si la historia realmente rima, ahora mismo podríamos estar en la línea de salida del último sprint.

No dejes que los altibajos a corto plazo te descoloquen. Los ciclos son para quienes creen en ellos y ganan dinero, los que no creen, se quedan fuera. El espectáculo principal, quizá, aún no ha comenzado.