Ripple acaba de cerrar una venta de acciones por $500 millones que sitúa la valoración de la empresa en unos impresionantes $40 mil millones. Pero aquí viene lo interesante: el acuerdo incluía condiciones que prácticamente garantizan beneficios para compradores institucionales como Citadel.

Según los informes, a los inversores se les concedió el derecho de vender sus acciones de vuelta a un precio más alto en el futuro. Básicamente, es una red de seguridad incorporada. Mientras Ripple recauda un capital masivo para impulsar su expansión, los inversores de peso obtienen protección ante caídas y garantía de beneficios.

Este tipo de estructura no es común en las rondas de financiación tradicionales, pero muestra hasta qué punto pueden llegar las empresas para atraer grandes sumas en mercados inciertos. Para Ripple, es un movimiento estratégico para asegurar liquidez. ¿Para los inversores? Un acuerdo excepcional con riesgo mínimo.