Últimamente, todos los mensajes privados que recibo son sobre lo mismo: ¿Por qué en cuanto compro, el precio baja, y en cuanto vendo, sube? Parece que alguien está vigilando mi cuenta.

No le des más vueltas. No es que tengas mala suerte, es que ahora el mercado está diseñado precisamente para torturarnos de un lado a otro.

Todavía no se han disipado los efectos de la subida de tipos del yen, las expectativas de bajada de tipos de la Reserva Federal están en el aire, BlackRock de vez en cuando hace alguna operación de venta, pero los flujos de capital hacia los ETF siguen entrando... Todas estas noticias se entrelazan como un lío. El resultado es que el mercado se queda atascado en tierra de nadie: el volumen de negociación sube y baja, parece que va a romper resistencias y de repente se gira y cae, parece que se va a desplomar pero luego lo recupera.

En momentos así, por muy buena que sea tu técnica, es fácil llevarte bofetadas por ambos lados. No es que no tengas nivel, es que el mercado está hecho así: diseñado para agotar la paciencia de los minoristas.

Mi opinión es muy clara:

Si no ves claro el rumbo, no te lances a lo loco. Opera con posiciones pequeñas para probar, y si te equivocas, sal rápido; proteger el capital es lo más importante.

En mercados laterales, lo peor es dejarse llevar por la euforia; abrir posiciones por impulso es básicamente regalar el dinero.

Si últimamente el vaivén te ha destrozado la moral y no sabes cómo operar, lo mejor es parar un poco y dejar de dar palos de ciego. Espera a que el mercado marque una tendencia clara y entonces sigue el ritmo; no será tarde. Para entonces, serán los grandes quienes te estén regalando el dinero.

Las fases de consolidación son duras, pero a menudo es cuando más fácil resulta captar buenas oportunidades. La clave es esperar a que aparezca esa señal.