Cuando todo el mundo apuesta por un recorte de tipos en 2026, no olvides la lección de 2022.

El mercado ahora da por hecho que la Reserva Federal seguirá inyectando liquidez, pero los más atrevidos de Wall Street ya han empezado a advertir: ¿y si la inflación vuelve a repuntar? La Fed no solo podría pisar el freno, sino incluso dar marcha atrás y subir los tipos.

¿Te suena a cuento para asustar? Piensa en 2022. El precio de bitcoin se desplomó desde 69.000 dólares hasta 15.000; esa imagen sigue grabada en el saldo de muchas cuentas. Y lo peor es que ahora las reglas del juego han cambiado: bitcoin está cada vez más atado a los mercados financieros tradicionales.

Bitcoin ya no es aquel lobo solitario de antaño

Los datos no mienten. En el último año, la correlación entre bitcoin y el Nasdaq 100 ha alcanzado el 46%, y con el S&P 500 llega al 42%. ¿Qué significa esto? Que bitcoin ha pasado de ser ese rebelde indomable a convertirse en un alumno aplicado pendiente de cada movimiento de la Reserva Federal.

Cuando la Fed lanza señales dovish, bitcoin se dispara junto a las tecnológicas; si el discurso se vuelve hawkish, bitcoin suele ser la primera víctima. Durante la subida de tipos de 2022, la correlación entre el precio de bitcoin y los tipos de interés llegó al -90%, un ejemplo de manual de relación inversa.

La liquidez es el talón de Aquiles de bitcoin

El mercado de criptomonedas es como un monstruo insaciable que vive de la liquidez. Cuando la Fed baja tipos e inyecta liquidez, el dinero fluye a lo loco hacia activos de alto riesgo y alta rentabilidad como bitcoin; pero en cuanto cierran el grifo...