Mientras haya vida, habrá muerte, y tarde o temprano todos tendremos que enfrentarnos a la muerte. Cuando estamos vivos, podemos manejar la muerte de dos formas: ignorándola o enfrentando nuestra propia muerte, reflexionando de manera clara sobre la muerte para reducir el sufrimiento que esta pueda traer. Sin embargo, ninguno de estos métodos nos permite superar verdaderamente la muerte.

Como budista, veo la muerte como un proceso natural. Mientras viva en este mundo, es inevitable que ocurra la muerte. Una vez que acepté que no puedo escapar de la muerte, ya no veo motivo para preocuparme. Prefiero ver la muerte como la necesidad de cambiar de ropa cuando está desgastada, en lugar de verla como un final. Sin embargo, la muerte sigue siendo impredecible: no sabemos cuándo ni cómo moriremos. Por lo tanto, es necesario hacer preparativos antes de que ocurra la muerte de verdad.